dilluns, 30 de maig del 2022

El psicoanálisis es un discurso de lo subjetivo


Texto presentado en Barcelona en la jornada de la escuela de los foros del campo lacanaino el día 28 de mayo del 2022.


 El psicoanálisis no es fácil. En algunos casos sus textos son difíciles. Confronta a quien lo práctica con los límites de la castración. Al estudiar lo que dice uno se pone en juego a sí mismo, pues es un discurso de la subjetividad y el goce. Por eso y desde sus inicios es imprescindible el dispositivo del análisis que le da un aire particular que a veces se rechaza sin saber. Un dispositivo que incluye al analista, al analizante y al Otro; la transferencia, los goces y el inconsciente.



    Lalangue, sujeto del inconsciente, parletre, son significantes que evoca el psicoanálisis de Lacan para explicarse, para explicar que el ser humano está atravesado por las palabras des de antes de nacer. Palabras que le dan un lugar en el mundo y le marcan el cuerpo. Palabras que articuladas en la pulsión determinan los goces que siempre serán subjetivos, de cada uno. 

El psicoanálisis no funciona con lo preestablecido, cada encuentro es un encuentro entre el analista, el analizante y el Otro, si lo hay. Estas concreciones del dispositivo por su singularidad producen un rechazo, diría lógico, por parte de otras disciplinas que tratan des de la perspectiva de la salud mental. El psicoanálisis es una práctica que interroga al sujeto y al interrogar al sujeto, histerizándolo, produce una contratransferencia que pone en cuestión al psicoanálisis mismo. Este efecto del que el psicoanálisis siempre está dispuesto a aprender en otros enfoques es impensable. Es la cuestión de los discursos, entre el discurso del amo que por sus condiciones no se puede tambalear y el discurso del analista que es dinámico, es un sujeto supuesto saber.

 Es necesario para una ciencia del lado del amo reafirmarse en el corpus teórico del saber científico, los límites de lo científico. El psicoanálisis, si bien es producto de un saber teórico, trata de lo contrario y es en cada sesión que se reinscribe la verdad de sus saberes. Porqué es un discurso que se reconstruye en cada sesión, Lacan lo llama un discurso sin palabras.

Es un discurso sin palabras porqué precisamente hace hablar al paciente. Lo hace hablar para qué pueda desplegar sus decires y en el proceso ir reconociendo lo inconsciente, lo que no se sabe pero hace síntoma. Decires, inconsciente y síntoma que se estructura en un lenguaje, el propio del paciente.

Todo ello va a contracorriente a la civilización de nuestros días, que por un lado adora todo lo que tiene el prefijo de científico y se confunde con los objetos que el capitalismo le ofrece. Dos cuestiones estas que terminan por silenciar al sujeto. No hace falta la singularidad del habla para la ciencia como tampoco para el capitalismo neoliberal, más bien molesta.

Singularidad que tiene que ver con el deseo propio que tiene que ver con la pulsión invocante. La voz es en definitiva lo que hace lazo, el deseo de hablar nos aparta del real de la no proporción sexual, esa palabra que termina por singularizarnos.


El discurso del analista es el que proviene del sujeto analizado y en esto hay una particularidad: el dispositivo analítico. No se deviene analista de cualquier manera, sino a través del trabajo del análisis. Un trabajo de ir montando y desmontando al Otro y sus goces pegados en el cuerpo para terminar con la consciencia de que el Otro está barrado o como el último Lacan, no existe. 

Como dice el título de las jornadas de hoy entre el amor y el medicamento hay el deseo. Deseo que puede devenir angustia sino encuentra camino. Y en ese punto muchos retroceden, interponen la farmacopea, las actitudes bienintencionadas. Pero en este paso se niega al sujeto y se lo enreda en discursos que no son suyos. Protocolos, informes y procedimientos estandarizados que si bien dan un lugar al sujeto no es el que propone la salida psicoanalítica.  


El psicoanálisis es difícil porque pone al sujeto frente el espejo para tratar de ver lo que se ve y lo que no se ve, lo que se sabe y lo que no se sabe. Primero si se establece la transferencia se habla de lo que se ve y se sabe, “eso se sabe”, decía un paciente adolescente al relatar la historia familiar. Lo que no se sabe tan bien es de que manera ha tocado al sujeto eso que se sabe, como ha configurado el cuerpo eso que se sabe, realidad inconsciente que provoca síntomas. Es la parte que no se sabe. 

Este paciente del que hablaba dice tener TDAH, hace tiempo que lo tiene, desde pequeño y conlleva la receta de un fármaco. Él, con dificultades, va desgranando las verdades de su historia y se siente el goce de su decir, un abuelo heroinómano, una abuela muy autoritaria de la que tenía miedo, un refugio en la feminidad, pero des del Otro familiar le dicen que debe tomar la pastilla. Dice tener una doble verdad, la de su familia y la del psicoanálisis. La de su familia se resume en una pasión por el olvido que para él representó una dificultad para  simbolizar. Ha ido rehaciendo su historia y al hacerlo se da cuenta, con una indicación mía, que solo miraba. Mero espectador, de experiencias impactantes que han quedado marcadas en su psiquismo. El es el síntoma de una familia.


La otra dificultad del psicoanálisis es su desenlace. Si bien construir una historia sirve para situar un síntoma, lo cual suele aliviar, el fantasma está ahí para repetirse. En este paciente el fantasma tiene que ver con una posición difícil frente a la masculinidad y un rechazo a algo de lo femenino, que exhibió en su infancia con bailes y cante. Ahora lleva una barba que parece postiza, para ser macho, dice. Ideal de masculinidad que lo sostiene y lo tambalea. 

La barba, el tambaleo, su ambivalencia son parte de su síntoma al que el psicoanálisis no apunta, sino que describe. El psicoanálisis apunta a los alrededores de estos significantes amo para tratar de desdibujarlos, para que no produzcan fijeza. Del lado del discurso médico de la ciencia estos significantes son variables a extirpar, que molestan, son el fin de la terapéutica, pero a condición de recargar, recubrir al sujeto con diversos objetos que callan. Protocolos, farmacopea, diagnósticos, informes para certificar exteriormente que allí hay algo disfuncional, algo raro, indicar lo que no va y como remediarlo, el psicoanálisis ahí escucha. Considera estos significantes como parte de la subjetividad, de un todo estructural que produce sentido.

El discurso analítico en el medio psi estorba precisamente porqué rehúye proclamar, el discurso analítico desea la enunciación, que se diga. Por eso es un lugar atípico, un lugar sin lugar, un lugar vacío. Un lugar vacío pero operativo no es un lugar inerte, aunque a veces lo parezca, se hace el muerto. Es necesario un análisis para encontrar sentido a eso, para dar lugar a eso.

A mi me parece un lugar de silencio, el estado operativo del psicoanalista es un lugar de silencio evocador, Lacan lo llamó objeto a. El objeto a es un objeto de resto, es lo que queda al vaciar de goce al sujeto, quedan los objetos a, sobretodo el objeto voz en el dispositivo analítico.

Pienso que el saber psicoanalítico pretende, no sin dificultades, encontrar un lugar donde la vida sea vivible, cada uno bajo la responsabilidad de sus síntomas, y para lograr eso la posición del analista es fundamental y para ello el análisis también es fundamental, como fundamental es haber hecho algo con el nudo sintomático particular.

dijous, 24 de febrer del 2022

Einstein i Freud. Les cartes sobre la guerra.

 

L'any 1932 uns anys abans de l'inici de la segona guerra mundial Einstein, pacifista declarat, va enviar una carta a Sigmund Freud preguntant-li les raons de la guerra. Freud també pacifista fa una descripció gens condescendent de les dues vessants de la guerra, la una cultural i l'altre individual, psíquica. De la cultural o social explica que unes de les solucions a llarg termini per mediar en el desig de guerra seria una instància supranacional que tractes els conflictes. S'ha de destacar que justament a l'acabar la segona guerra mundial es va formar la OTAN  (Organització del Tractat de l’Atlàntic Nord) que justament té aquesta funció. D’altra banda i en relació a la mateixa idea explica com per exemple l’imperi romà va propiciar molts anys de pau, la pax romana. És a dir que per fer possible la pau a llarg termini fa falta la guerra, qüestió paradoxal.

En la qüestió individual Freud explica que en la condició de l’esser humà existeix una dualitat instintiva. La una en relació a l’eros la pulsió de vida i l’altre en relació a thanatos, la pulsió de mort. Deixa clar des d’un començament que en la psique humana existeixen les dues alhora i fins i tot diu que la consciència humana potser és una reacció de la pulsió de mort a la immensitat de l’experiència. Per això en un altre text Freud diu que és primer l’odi abans que l’amor.

A l’acabar el text proposa dues tendències que permeten a l’home no caure en la violència, la una prioritzar l’instint de vida i promocionar la cultura que per ell és el revers de la guerra.

 

Considero que en qualsevol resum es perd alguna cosa, llavors adjunto dos enllaços de la UNESCO amb les dues cartes, la d’Einstein i la de Freud:

 

¿Por qué la guerra? Carta de Albert Einstein a Sigmund Freud (unesco.org)

¿Por qué la guerra? Sigmund Freud escribe a Albert Einstein (unesco.org)

dijous, 27 de gener del 2022

Què és la psicoanàlisi?

 (article publicat a al web del Consultori Bayés de Vic)

La psicoanàlisi és sobretot una pràctica, una pràctica que té el desig en el centre. N’hi ha que l’anomenen una erotologia, no com un estudi de l’eròtica sinó com una investigació de com s’articulen els ressorts del desig en les subjectivitats. Subjectivitat és una altre paraula interessant per la psicoanàlisi perquè permet entendre la vida des del cadascú i les seves vicissituds. 

Una de les definicions de vicissitud és: successió d’una cosa a una altra tota diferent, alternativa d’esdeveniments pròspers i adversos. Aquesta és la qüestió, que la vida està formada per esdeveniments més o menys agradables. La manera com ho entomem i la consciència que un mal moment no ha de significar un final també té a veure amb la psicoanàlisi. Aquest com és l’estil de cadascú que es pot polir i en alguns casos redefinir.

L’eina que utilitza és la paraula i en general això es veu poca cosa. Potser és degut a que últimament s’ha desvaloritzat  molt aquesta facultat humana, cosa que no deixa de ser sorprenent. Venim de la paraula, d’uns pares, una família, una cultura que ens parla ja abans de néixer. Llavors som fills de les paraules que ens toquen el cos, ens el marquen. Per això som tots diferents.

Però clar, també hi ha la dimensió terapèutica de la psicoanàlisi, la possibilitat curativa d’aquesta teoria centenària. Els símptomes, que pot portar a algú a un psicòleg, finalment volen ser curats. L’inconscient té molt a veure en aquests símptomes, allò que no sabem que sabem que ens acaba afectant al dia a dia, aquelles sensacions que no semblen nostres i que ens fan sentir estranys a nosaltres mateixos. Això s’assembla a un lapsus linguae, allò que sense voler surt de la nostra boca i ens ensenya si hi parem atenció alguna cosa de nosaltres mateixos.

Erotologia deia, ho és perquè vol en definitiva retornar als pacients al viarany del desig. Els essers humans tenim aquesta costum d’agafar camins tortuosos, fins i tot dolorosos, i treure’n l’entrellat d’aquesta deriva no és una qüestió ni ràpida, ni fàcil. Hi ha doncs els efectes del gaudi, que podem explicar sense massa exigència que és com l’extrem del desig, un afecte ben solitari.

Aclarir tot això és la tasca del psicoanalista, que demana d’una formació continua i de l’experiència d’un anàlisi propi, ja que a pesar que cadascú fa el seu de camí, hi ha elements que ens fa semblants. Potser un d’aquests que en els anys que porto atenent és més comú i individual alhora és la qüestió de l’aferrament.

L’aferrament, és aquell sentiment tan entranyable de pertinença, de formar part d’alguna cosa. En els infants té molt a veure amb la mare. Com s’esdevé aquest procés d’aferrament i desaferrament condicionarà com s’assumeix una vida adulta. És universal perquè tothom hi ha de passar per aquí, aquesta separació un tan dolorosa, però alhora és particular perquè cadascú troba els propis mecanismes. Aquest procés que té a veure amb fer-se gran, responsable, també productiu, en alguns se’ls travarà.

No vull amb aquest escrit explicar profundament el que és la psicoanàlisi sinó fer unes pinzellades per provocar interès a aquesta teoria tan viva i tan particular. La psicoanàlisi no pretén ser una teoria per explicar-ho tot, sinó un saber de com fer quan les coses no acaben d’anar, un treball per aconseguir desfer allò que té bloquejat el desig, una erotologia.